top of page

RÍO ARRIBA,

PARA LA PROTECCIÓN INTEGRAL DEL CAMPO

Después de muchas vueltas, aquí estamos…

IMG-20210426-WA0000.jpg

Río Arriba había nacido en mi mente hace varios años. Con a un grupo de cuatro amigos en Bogotá, soñábamos construir “algo” que sirviera como “sostenedor” de proyectos comunitarios que resolvieran necesidades reales. Nos preocupaban las temporadas de sequía cada vez más extensas, la falta de acceso a agua potable de algunas poblaciones rurales del país y el desperdicio de agua cada vez más frecuente en las poblaciones urbanas. Así que nuestros esfuerzos en ese momento estuvieron enfocados, en iniciativas dirigidas a la conservación, protección y uso eficiente del agua en las zonas rurales. Por vueltas de la vida nos separamos, cada quien tomó su camino y no logramos materializar ese “sostenedor” con el que soñábamos.

En mi cabeza siguió existiendo Río Arriba, aunque intenté renunciar a él en repetidas ocasiones.

​

Intenté cerrar los ojos y concentrar mis esfuerzos en otras direcciones, con “éxito” en muchas, pero insatisfacción en todas. Después de cuatro años, de caídas, de aciertos; después de incubar la idea,de descartarla, de botarla, de rescatarla y transformarla; después de dar vueltas y de no tener idea sobre cual camino tomar, decidí parar. Me refugié en el campo, sin más esperanzas que aterrizar…

​

En el campo sentí el amanecer que los gallos festejan, me levanté temprano, me puse sombrero y botas, alimenté gallinas y vacas, vi cómo crece el maíz, el tomate y la arverja, vi el agua en el verde de la lechuga y en el naranja de la zanahoria, en el sudor del campesino y en mi propio sudor … y aquí mi conclusión…

 

No hay otra forma de aterrizar distinta a tocar tierra….

​

Río Arriba volvió a nacer, con fuerza, con ganas y con una perspectiva más amplia de lo que “cuidar el agua” significa. Río Arriba ahora incluye el suelo, el bosque, la comida y la gente. Representa todo lo que nos sostiene e incluye a todos los que queremos transformar la realidad en la que vivimos en una más amable. En un realidad en la que una distribución más equitativa de los recursos es posible, en la que alimentarnos no es un sinónimo de envenenarnos. Incluye a todos los que queremos conservar el bosque porque aprendimos a admirar su belleza y su generosidad, porque comprendimos que sin él no hay agua, no hay vida.

​

Esta vez no fuimos cuatro. De las vueltas y del andar quedaron los amigos. Amigos en la ciudad y en el campo... todos creyendo, confiando, aportando energía, palabras, fuerza y dinero para que Río Arriba se constituyera y se siga fortaleciendo. El camino apenas comienza. Seguro habrá victorias y alegrías, habrá caídas y confusiones, pero ésta vez somos todos un mismo río, transformándose y confluyendo en una misma desembocadura… la protección del campo.

​

-Ana-

bottom of page